“Crashbreaker” se titula el trabajo 2008 de la banda compuesta por Felipe del Valle (voz), Benjamín Lechuga (guitarra), Santiago Kegevic (bajo), Nicolás Quinteros (teclados) y Andrés Rojas (batería). Al ver el arte de tapa uno, prejuicioso quizás, se imagina un disco con un sonido potente, duro, con guitarras afiladas e incluso con tintes “callejeros”. Veremos qué tan acertado fue nuestro preconcepto.
El disco da inicio con un sonido de ruedas y motores en la onda de Steel Tormentor (Helloween) o de la gloriosa Wheels Of Fire de Manowar, hasta que la guitarra y batería dan el primer aventón al disco, con la homónima Crashbreaker, que resulta ser un tema que exhibe no sólo de las influencias más heavy de la banda –como podría haberse pensado al escuchar los motores del principio– sino que incluso cuenta con ciertos matices progresivos que no tienen desperdicio. Llama la atención la voz de Felipe, que particularmente en los agudos recuerda los buenos tiempos de Tony Kakko (en estudio por cierto), con algunas reminiscencias a la inconfundible voz de Dave Mustaine. Excelente corte y muy buena decisión para empezar el disco.
Más heavy pero sin perder elementos melódicos es Blind, un corte bastante más lento que Crashbreaker pero no menos intenso. Muy interesante el trabajo con las voces en el coro y las precisas intervenciones del teclado para darle un aura más melódica a un tema que sin dichas intervenciones habría sonado un poco crudo.
Muy en la onda de Dream Theater –particularmente me recuerda a momentos del Falling Into Infinity o del Awake– es el comienzo de Who I Am, pero afortunadamente Delta consigue darle una individualidad a su sonido que es digna de destacarse. Es decir, se notan influencias pero distan de ser una imitación… y a estas alturas decir que un disco chileno recuerda a cosillas del sensacional quinteto norteamericano (LaBrie es canadiense) es porque el disco suena realmente bien. Excelente tema, simpático el solo de Santiago Kegevic en medio… y sensacionales los últimos treinta segundos, muy buenos. Ya a estas alturas Delta nos muestra que nuestro preconcepto fue un poco errado.
La intro Beyond Anger, muy en la onda Gamma Ray, da paso a Face 2 Face, que engancha desde un principio con su ritmo más rockero y con su teclado hammond. Nuevamente un excelente trabajo en los coros a dos voces, que no suenan para nada recargadas, es un negocio que le resulta muy bien a Delta, también hacia el final del tema.
Lone Wolf, el siguiente tema, es una muy bonita balada que comienza acústica y sin batería pero que ésta luego se engancha y ayuda a darle más intensidad. Sin embargo, es el único tema en el cual la voz de Felipe no me convence, se nota un poco incómodo por momentos. También considero que los últimos treinta segundos con el teclado están un poco de más.
Una verdadera panzada de notas musicales nos brinda Nicolás Quinteros y su teclado en la instrumental Let’s Reach the Sky. Más allá de que en el tema hay bajo, guitarras y batería, el protagonismo absoluto de este tema se lo lleva Nicolás, quien incluso en la carátula del disco se refiere a sus inspiraciones e influencias para componer este tema (se refiere particularmente al libro “La Escuela de la Velocidad” del influyente pianista y profesor austriaco Carl Czerny). Un tema sólido y con la duración justa, no tiene mucho que envidiarle a Warmen o a Vitalij Kuprij.
Con una introducción que parece ser la de un tipo levantándose en la mañana de inicia My Other Side, un tema con una veta bastante más powermetalera que los anteriores, pero no tanto en la onda alemana sino que muy influenciado por bandas como Symphony X. Muy melódico, sin acelerar por acelerar, con un dueto guitarra/teclado realmente interesante y nuevamente con un coro a dos voces que ya se transforma en “Delta’s trademark”, que suena realmente sólido y congruente con el resto del tema. Gran trabajo, de los mejores temas del disco.
Un tema lleno de cambios de ritmo y de estructuras es Hell In A Cell, que cuenta con la colaboración de Pablo Stipicic en las voces, y cuya letra es bien interesante, mostrando una especie de lucha interna entre un ser y un ente demoníaco. Si bien es un muy buen corte y que exhibe a un Delta que proyecta su música a otro nivel (muy en la onda ópera rock), no es un tema muy fácil de seguir y difícilmente enganche a la primera, hay que darle algunas vueltas. De todas formas se aplaude la iniciativa de salir de los esquemas.
Ya acercándonos al final, Back Again es un tema de alrededor de ocho minutos en que Delta nuevamente aplica inteligentemente la fórmula de las voces armónicas, suena muy bien, cuenta con un remarcable trabajo de Andrés Rojas en batería (se nota que es muy técnico) y nuevamente destila influencia de Michael Romeo. De todas formas, hay que dividir el tema en dos: los primeros seis minutos, que constituyen un sólido tema de Heavy Metal, y otros dos minutos con un solo de piano de Nicolás Quinteros que se me hace un poco largo y el que considero un poco de más.
El último tema del disco, Regrets, dura más de ocho minutos y realmente muestra bastante del enorme potencial de esta banda, con diversos quiebres y cambios de ritmo, como ha sido la tónica de este trabajo. Para destacar que incluso en este tema hay flautas (cortesía de Martín Ordóñez), y que los últimos dos minutos pasan y pasan... hasta escuchar la voz de Felipe al revés, cual Kramer imitando a Xuxa… no diremos qué es lo que canta al revés.
Entre las pequeñas observaciones que pueden hacerse a este trabajo, no me pareció una buena decisión el haber dejado los tres temas más largos como los tres últimos. Tampoco me parece –y me hago cargo de mi prejuicio inicial– que el título del disco, “Crashbreaker”, tenga un perfecto correlato con la música del disco, da la impresión para el que no conoce a Delta de que se va a encontrar con un sonido más duro y “asfáltico” si se quiere, y que “esconde” la sofisticación y pulcritud con que la banda se desenvuelve, aunque por cierto, quizás esto último se deba a cierto encuadre mental de quien escribe estas líneas y a la larga es sólo una opinión, que en el fondo apunta a que la banda pueda aprovechar mejor las incuantificables vertientes que la nutren. Por momentos, uno siente como que Delta comienza un disco y termina otro, como que paulatinamente a lo largo de una hora de música fueron sacándose un estigma y atreviéndose más. El lado bueno de esto (que por cierto lo tiene) es que lo incentiva a uno a sorprenderse.
En suma, me parece una banda con altísimas proyecciones y de un trabajo realmente sorprendente, de una calidad indiscutible y con un sonido que nada tiene que envidiar a bandas de las potencias extranjeras. Felicitaciones a Delta, es de esperar que, tanto en su concierto junto a Aghonya, SteelRage y Edguy del 22 de Febrero, como en sus sucesivas presentaciones y en sus futuros trabajos, sigan haciendo música de calidad y vayan poniendo el blanco, azul y rojo y a la estrella solitaria en el mapamundi.
FUENTE: http://www.powermetal.cl/review.php?id=187#votar