domingo, 24 de octubre de 2010

Revive el Concierto de Halford en Chile


La noche estaba fría y el cielo amenazante, pero el Velódromo del Estadio Nacional se convirtió en una cálida trinchera para todos aquellos que llegaron a presenciar a una de las voces más icónicas del Heavy Metal mundial durante las últimas cuatro décadas.
El joven guitarrista nacional Jack Bucarey fue el encargado de abrir la velada con su metal de corte instrumental, donde presentó canciones de su muy interesante disco “From Another Planet”. En su biografía, el muchacho cuenta que su principal influencia y motivación musical es Janick Gers de Iron Maiden y por lo visto anoche, se pudo comprobar que el alumno terminó superando al maestro. Hay talento y materia prima para un futuro promisorio, ojalá no se pierda en el camino.
Luego fue el turno del cuarteto Ratzinger y su thrash de corte apocalíptico, liderados por Iván Luther en guitarra rítmica y voz. Con un volumen realmente alto, presentaron oficialmente canciones de su nuevo disco “2012”, del cual regalaron algunas copias al público. Pero tenían preparada una sorpresa especial y esta se concretó cuando subieron los invitados, el guitarrista Alexis Drakher y Sr. Díaz, el vocalista de los legendarios Vastator, quienes todos juntos hicieron una potentísima versión de ‘Nuclear day’, logrando el momento peak del show de Ratzinger que luego se despidieron con ‘Evolution Disaster’. Todo correcto y bien.
Pero el gran momento que todo el mundo estaba esperando se inició con puntualidad británica exactamente a las 21:00 horas, cuando comenzó a sonar la introducción de ‘Resurrection’, el clásico de Halford del disco del mismo nombre editado el año 2000. El escenario presentaba dos pantallas laterales y una “H” al fondo del mismo armada con tubos de acero. El mítico Metal God apareció en escena con un con lentes oscuros y un largo abrigo de cuero negro con flecos y con un dragón alado rojo en la espalda sobre el cual se leía la palabra “Eternal”.
En cancha el sonido era realmente alto y potente, pero muy claro y bastó sólo esta canción para percibir esa grata sensación de que se venía una gran noche, respaldado en el factor irrefutable de que Rob Halford hizo sencillamente una gran interpretación del tema. Todo siguió de forma notable con ‘Made in hell’ y ‘Locked and loaded’, otras dos gemas del “Resurrection”, y ya a estas alturas todo el mundo comentaba lo magnífica y poderosa que sonaba la voz del maestro de ceremonias, a quien se le veía totalmente feliz y disfrutando cada segundo de su actuación.
Tras el primer saludo de rigor con un “The Metal God is Back”, la banda se metió en la interpretación de ‘Drop out’ uno de los temas inéditos de la recopilación “Metal God Essentials Vol. 1” (2008), un tema donde el guitarrista/productor Roy Z se robó la película realizando un técnico solo con su guitarra sobre la espalda. En el otro sector, por el lado derecho del escenario, un hiperactivo y motivadísimo Metal Mike Chlasciak tocaba como si la vida se le fuera a ir en ello, con una sonrisa de oreja a oreja, siendo acompañados de muy buena forma por el ex Lizzy Borden Mike Davis en bajo quien no paró de hacer headbanging en toda la noche mientras se movía por todo el escenario.

Pero si hay algo realmente especial que tiene la banda de Halford (aparte de la propia voz y magia del maestro), es esa fuerza descomunal que viene de atrás, que empuja todo hasta los límites con una técnica y contundencia que deja sin aliento de sólo observar todo lo que el tipo toca y cómo lo toca, claro me refiero al inmenso Bobby Jarzombek que siempre es una estrella aparte en un show de Heavy Metal, sobre todo cuando hace malabares con sus baquetas y va golpeando los platillos hacia atrás por sobre su cabeza. El batero que se dio a conocer con Riot, brilló particularmente en los temas nuevos, que sonaron más pesados aún que en su versión de estudio, y eso fue lo que vino a continuación con ‘Made of metal’ (la canción) y ‘Undisputed’ dos auténticos trallazos, esta última con un intercambio soberbio de leads de la dupla Roy Z/Metal Mike.
Entre canción y canción, Halford iba contando historias y haciendo algunas reflexiones muy interesantes sobre su vida y su larga carrera musical, fue así cuando habló de su recordada banda Fight, diciendo que “los noventa habían sido una época de desafíos, nuevos sonidos y nuevas vibraciones” y se metieron en una adrenalínica y brutal versión de ‘Nail to the gun’ que puso a todo el mundo de cabeza, fue una lástima que no la hubieran pegado con ‘Into the pit’ que fue uno de los temas que se echaron de menos en el set, pero por el contrario, la siguiente fue una oscura y pesadísima ‘Golgotha’ del disco “Crucible” (2002), un trabajo que en cierta forma tiene un punto de conexión con Fight en lo heavy de su material.
‘Fire & ice’, del nuevo disco, fue otro momento muy poderoso, con un Jarzombek desatado a máxima velocidad con su genial doble bombo, un pequeño preámbulo a una brutal tripleta de canciones de Judas Priest: ‘The green manalishi (with the two-proged crown)’ el tema de Fleetwood Mac inmortalizado por Judas en el disco “Hellbent for Leather” (1979), a la que luego le siguió ‘Diamonds and rust” (Joan Baez) en su versión rápida, para rematar con un infartante ‘Jawbreaker’ del clásico e imprescindible “Defenders of the Faith” (1984). Un pasaje insuperable del show.
A estas alturas Halford estaba haciendo un show simplemente redondo, de un nivel altísimo, demostrando que a sus 59 años todavía tiene fuego en su garganta y esa magia que sólo los grandes poseen, esa magia que transmite pasión y carisma con sólo ver al tipo parado sobre el escenario y comprobar una vez más el inmenso frontman que es; quizás por ello no pude evitar recordar a otro grande, a Ronnie James y pensar en lo doloroso que será cuando esta generación de vocalistas irremplazables de la historia del metal ya no estén con nosotros. Afortunadamente el show era tan intenso y sin fisuras ni respiros que no hubo tiempo para ponerse tristes con pensamientos melancólicos sobre el futuro, porque el presente estaba ahí en frente con un maestro dictando cátedra y ‘Like there’s no tomorrow’ del nuevo disco fue un momento muy emotivo con un Halford inmenso, para luego dar paso a una festiva ‘Thunder and lightning’ que tiene esa línea de bajo que recuerda al buen Bon Jovi del pasado y donde el vocalista británico quizo probar haciendo un tema más hard rock, con muy buenos resultados a mi entender.
El final se acercaba y este llegó con una veloz ‘Cyberworld’ del “Resurrection” tras lo cual la banda en pleno se retira. Para el encore Halford volvió al escenario con una bandera chilena como bufanda sobre su cuello, la cual luego mostró al público, la besó y la izó hacia el infinito, reproduciendo la ya clásica imagen de la portada del disco en vivo “Live Insurrection” (2001), en esa imagen inolvidable que unió para siempre al Metal God con sus fans chilenos.
Tras cartón y acompañado sólo por Roy Z en guitarra acústica y sentados sobre unos taburetes, la dupla dedicó una emotiva versión (totalmente fuera de libreto), de la balada ‘in the morning’ del “Crucible” a los ya mundialmente famosos mineros de Copiapó, una historia del cual el Metal God destacó el coraje y belleza humana de la gente de nuestro país. Luego vino una ochentera ‘Heart of a lion’ el tema de Judas (nunca publicado oficialmente por la banda), que primero fue popularizado por los Racer X de Scott Travis y que Halford decidió rescatar hace algunos años. ‘Saviour’ del “Resurrection” fue el punto final de la noche, aunque la gente quedo con ganas de algo más como ‘Painkiller’ pero que se sabía de antemano que en esta gira el vocalista está privilegiando su material solista, completando así 90 minutos exactos de un show realmente potente y estelar, con un Halford que lo dio todo un en nivel realmente alto y que demostró de una manera categórica y aplastante que su reinado sigue intacto. Y lo mejor de todo es que el show quedó registrado para un futuro DVD, porque sin duda, lo de anoche fue de esos shows perfectos para recordar una y otra vez.
Cristián Pavez

1 comentario:

  1. Excelente reseña, me gustaría ver al Dios del metal algún día por mi país... saludos! buen blog

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